Eres Luz
- Fer Lightworker
- 14 ene 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 abr 2020
Estamos hechos del material de las estrellas, somos luz envuelta en piel.
No importa que errores hayas cometido o cuantos defectos creas poseer, nada, lee esto bien, nada es tan potente como para borrar tu verdadera esencia y poder. Todos provenimos de la misma fuente de abundancia, amor y luz, y por lo mismo, somos poseedores de dones increíbles; en nuestras manos está el tomar aquella luz que reside en cada uno de nosotros y crear la vida que merecemos.
Aún en los momentos de mayor oscuridad y angustia, siempre habrá una luz que ilumine nuestros caminos y, no es algo que se encuentre fuera. Si cerramos nuestros ojos, tapamos nuestros oídos y solo escuchamos en silencio, las respuestas y la fuerza que necesitamos para seguir llegarán. No es un truco mágico, es simplemente conectarnos con nuestra esencia, con nuestro verdadero ser, con la parte más profunda de quienes somos y que lastimosamente tendemos a olvidar por atarnos al mundo externo y a los estándares sociales.
El hecho que sientas que has caído demasiadas veces para recuperarte, no implica que esto sea cierto. Es a través de nuestras heridas, que la luz que necesitamos para sanar puede pasar. Dentro de la cultura japonesa se creó una técnica llamada Kintsugi, esta consistente en reparar cerámica rota con la utilización de polvo de oro. Lo que realmente quiere demostrar este arte, es como nuestras heridas hacen parte esencial de nuestra historia y por lo mismo, debemos aceptarlas por completo, resaltándolas como parte de quien somos, permitiendo que incluso nuestro lado más oculto y lastimado sea expuesto de una manera vulnerablemente hermosa.
Por muchos años luché contra aquello que creí que estaba mal conmigo. Por mi mente solo cruzaban dos ideas: “Si tan solo pudiera ser diferente, si tan solo pudiera cambiar este aspecto de mí, seria feliz” y, “nadie puede conocer esta parte de mí, porque de seguro no me aceptarían”. Ahora que puedo ver con más claridad esa etapa de mi vida me doy cuenta que estaba viviendo a través del miedo, y no del amor. Porque temía ser rechazada, porque temía ser diferente, vivía con una carga autoimpuesta que no merecía. También, tenia un raro concepto del amor, y es algo que en la sociedad actual es común, el amor condicionado. En mi mente creé reglas sobre las condiciones que tenia que cumplir para ser amada por otros (claro, desviándome totalmente del amor real, que tenia que empezar por mí), así, tenia que ser una buena estudiante, una buena hija, una buena persona, complacer a otros según sus expectativas sobre mí, depositando en el exterior y en la aceptación de otros, lo que creía me daría la felicidad y paz que no había podido encontrar.
Si lo analizo, es un poco irónico, seguimos y seguimos buscando la felicidad a través de métodos equivocados y aunque no la obtengamos continuamos por el camino equivocado, nos convertimos en ciegos proclamados; es como si, pesará más el hacer lo que se supone porque es como la mayoría lo hace, que el escucharnos y simplemente confiar en lo que sea voz nos dicta. Es aquí donde entra nuevamente el temor, desde pequeños buscamos encajar, ser como los demás y sentir que pertenecemos a algo más grande, pero la realidad, para mí, es que la única manera de verdaderamente encajar es elegir el amor como expresión de vida, solamente conectando con nuestra propia luz y dejándola brillar es que conseguimos todo aquello que no encontramos cuando nos permitimos vivir para los otros.
En este punto, quiero que te preguntes ¿Qué es la felicidad? ¿Qué me hace feliz? ¿Realmente puedo ser feliz viviendo según lo que dicta la sociedad?
Es empezando con estas preguntas que nos podemos separar por un momento, del ajetreo del mundo y lo que la sociedad espera de cada uno de nosotros, para conectemos con nuestro yo superior, con nuestra verdadera luz.
¿Pero, a que me refiero cuando hablo de la sociedad y sus expectativas?
En la sociedad actual reinan los “se supone” y los “deberías”:
Se supone que tengas un título universitario
Se supone que trabajas, no importa en qué, pero que ganes dinero
Se supone que te cases y tengas una familia
Deberías ser feliz, y no mostrar tu vulnerabilidad
Deberías ser realista y no perseguir sueños que no te den estabilidad económica
Deberías ser perfecto/a, no puedes tener defectos, y si los tienes ocúltalos lo más que puedas.
Estos son algunos de mis ejemplos, y para ti, ¿Cuáles son eres “se supone” y “deberías” que no encajan es eso que te hace feliz?
Creo que la felicidad es la pólvora que enciende nuestra luz interior. Cuando somos felices, es cuando mas genuinos nos mostramos, no tenemos que demostrarle nada a nadie, no tenemos que cuidar lo que decimos o como actuamos, tan solo vivimos en el momento presente dejándonos llevar por ese estado de plenitud.
Ser conscientes que somos luz es ver más allá de lo temporal, es contemplarnos como una unidad, es saber y sentir que somos buenos y a pesar de todo lo negativo que podamos crear, al final es una decisión propia permitirnos brillar e iluminar nuestra vida y la de todos los demás.
Repítete esto cada vez que puedas:
Soy luz, soy amor, soy abundancia, soy verdad y soy amor.
Ver nuestra grandeza nos acerca a aquello que requerimos para crear lo que merecemos en nuestra vida. Somos co-creadores con Dios (o el universo, o cosmos, como decidas llamarle) de nuestra vida, en tus manos esta la mitad del trabajo, así que, decide empezar a brillar desde ahora, ese es tu superpoder.
Comments